Las cosas pandémicas van avanzando en España a la manera lenta y penosa que siempre nos hemos tomado como idiosincrática, que es una forma fina de decir que tenemos mucho morro. La exhumación de un estado de alarma que deberíamos haber garantizado meses antes de que decayera el anterior, el conmovedor golpe de timón de Pablo Casado durante una moción de censura que no le había interesado hasta entonces ni a sus mismísimos proponentes de la extrema derecha y, sobre todo, una muy bienvenida recuperación de la sensación general de riesgo, que ya tuvimos en primavera pero habíamos cerrado por vaca…
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